La industria florícola, que da vida y color a nuestro entorno, se enfrenta a un reto significativo en la actualidad: cómo satisfacer la creciente demanda sin comprometer la sostenibilidad. Este artículo explora a fondo la travesía hacia la sostenibilidad en la industria florícola, centrando la atención en la cadena de insumos, la reducción de la huella de carbono en la producción de fertilizantes y la eficiencia en el uso de nutrientes. Nos sumergiremos en las estrategias pioneras de empresas como Yara, líder en la industria de fertilizantes, la cual destaca su papel crucial en la creación de una floricultura más consciente y respetuosa con el medio ambiente.
La demanda en constante aumento de productos florales ha colocado a la industria florícola frente al desafío crítico de equilibrar la producción con la sostenibilidad. Este desafío se extiende a lo largo de la cadena de producción, desde la selección de la variedad hasta la comercialización de las flores, pasando por el proceso de fertilización, labores culturales y almacenamiento/transporte. El énfasis en la sostenibilidad implica reconsiderar prácticas agrícolas y adoptar enfoques más conscientes del medio ambiente.
Uno de los aspectos críticos en la sostenibilidad florícola es la huella de carbono asociada con la energía, transporte e insumos fertilizantes. Estos últimos, son en los cuales tenemos mayor injerencia de toda la cadena. Debido a que podemos decidir la cantidad, fuente y forma de aplicación que destinamos para el crecimiento de las plantas, las cuales a menudo involucran procesos intensivos en mano de obra y emisiones contaminantes. Abordar esta huella se ha vuelto imperativo para construir una industria florícola sostenible.
Empresas líderes como Yara están desempeñando un papel crucial en la transformación hacia la sostenibilidad en la industria florícola. Debido a que trabajan en estrategias para reducir la huella de carbono en sus procesos. La implementación de tecnologías avanzadas y la mejora continua son pilares esenciales en este viaje hacia una producción más sostenible.
Su compromiso con la innovación ha llevado al desarrollo de fertilizantes con baja huella de carbono, mediante lo denominado: mejor tecnología aplicada (MTA). La cual se basa, en la utilización de un catalizador de reducción de N2O, que disminuye las emisiones de N2O de las plantas de fertilizantes en más del 90%. Con esta implementación en tecnología verde pionera por Yara para la producción de amoniaco, se espera alcanzar una reducción adicional del 80 al 90% de la huella de carbono en los fertilizantes a base de nitratos. Estos productos no solo promueven el crecimiento saludable de las plantas, sino que también reducen significativamente las emisiones asociadas con su producción.
Uno de los insumos agrícolas más utilizados en floricultura, es el nitrato de calcio, fertilizante que aporta calcio y nitrógeno (nitrato) inmediatamente disponible para la planta. Este insumo toma gran importancia debido a la demanda que ejerce por parte del cultivo, ya que tiene un rol principal en el crecimiento vegetativo y calidad postcosecha de la flor. La reducción de la huella de carbono en la producción de nitrato de calcio ha emergido como una prioridad estratégica para hacer diferencia en la huella de carbono del producto final (flor), debido a que su gran consumo refleja ser una de las principales fuentes de emisión de CO2 equivalente en su categoría de insumos. Este valioso compuesto ha sido tradicionalmente asociado con procesos intensivos en energía y emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, la innovación propuesta por Yara en la producción de nitrato de calcio ha dado lugar a enfoques más sostenibles. La implementación de tecnologías verdes, como sistemas de energía renovable, la optimización de procesos de fabricación y la mejora continua en la eficiencia operativa, ha permitido tener una huella de carbono 3 veces menor en comparación con nitratos de calcio del mercado. Estos avances no solo buscan impulsar la sostenibilidad ambiental, sino también ofrecer soluciones que promuevan el equilibrio entre la producción agrícola y el respeto por nuestro entorno.
Más allá de la reducción de la huella de carbono en los insumos, la eficiencia en el uso de nutrientes es otro aspecto central en la sostenibilidad florícola. Prácticas agrícolas como la fertirrigación, que combina la aplicación de fertilizantes con el riego, y la implementación de sistemas de manejo preciso de nutrientes, contribuyen a reducir el desperdicio y mejorar la absorción por parte de las plantas. La integración de innovaciones tecnológicas, como la agricultura de precisión, juega un papel clave en el uso eficiente de nutrientes. Sensores, drones y sistemas de monitoreo permiten a los agricultores ajustar las aplicaciones de fertilizantes de manera específica, reduciendo la sobre aplicación y minimizando el impacto ambiental.
La sostenibilidad en la agricultura implica no solo la reducción de la huella de carbono, sino también la conservación de recursos naturales. Prácticas como el monitoreo adecuado del cultivo, el manejo integrado de plagas y el uso adecuado de fertilizantes contribuyen a una producción de flores más equilibrada y amigable con el entorno. Promover la sostenibilidad en la industria florícola requiere un esfuerzo colectivo. La educación de agricultores sobre prácticas sostenibles y la colaboración entre empresas, gobiernos y organizaciones ambientales son fundamentales para fomentar un cambio positivo y duradero.
Aunque el camino hacia la sostenibilidad presenta desafíos, también brinda oportunidades significativas. La demanda del mercado por productos sostenibles, la mejora de la eficiencia operativa y la adaptación a prácticas agrícolas más conscientes son aspectos clave que pueden impulsar la transformación de la industria. Visualizar un futuro sostenible en la floricultura implica un compromiso continuo con la innovación, la educación y la adopción generalizada de prácticas agrícolas responsables. Empresas como Yara, a la vanguardia de esta transformación, sirven como inspiración para la industria, destacando que es posible un equilibrio entre la producción abundante y el respeto por el medio ambiente.
En conclusión, la sostenibilidad en la industria florícola es esencial para preservar la belleza de las flores sin comprometer el planeta. La reducción de la huella de carbono de los fertilizantes y el uso eficiente de nutrientes son componentes cruciales de este viaje hacia la sostenibilidad. Con el compromiso de actores clave, la integración de tecnologías avanzadas y la colaboración en todos los niveles, la industria florícola puede florecer en armonía con nuestro entorno, ofreciendo un futuro más vibrante y sostenible para todos.
Esteban Macas y Alexis Villacrés
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